Introducción
Los estudios sobre el Antiguo Egipto realizados por la mayoría de académicos reconocidos, siguen un esquema de presentación e introducción a la historia de la Egiptología en un formato muy similar en cuanto a la lengua, los intentos del desciframiento de las escrituras egipcias, así como en cuanto al planteamiento de la historia antigua.
Lo básico es estudiar los primeros pasos para escribir la historia del Antiguo Egipto y su lengua de varias escrituras, empezando desde la época del rey Ptolomeo II Filadelfo (s. III a.C.) cuando pidió al sacerdote heliopolitano Manetón escribir en griego la historia de Egipto los Aegyptiaca. Iniciando por el geógrafo Herodoto (480 a.C.-420 a.C.), nacido en Halicarnaso que recorrió todo Egipto a lo largo de cuatro meses y coleccionó todo tipo de información sobre la civilización del Nilo, mediante las conversaciones con sus habitantes y sobretodo con los sacerdotes de los templos. Horapolo (s. V), fue un egipcio de cultura griega que escribió los Hieroglyphica donde procuró interpretar gran parte de los signos jeroglíficos acertando semánticamente en casi la mitad de los signos, a pesar que su explicación no fue acertada lingüísticamente. Athanasius en el siglo XVI estuvo seguro que el Copto no es más que una fase de la lengua egipcia antigua escrita en griego. Jean Barthélemy, en el siglo XVIII, descifró el fenicio y estuvo convencido que los cartuchos que aparecían a menudo en la escritura egipcia antigua encerraban nombres de reyes. Silvestre de Sacy, orientalista francés (1758-1832), fue el primero en estudiar la Piedra de Roseta, dedicando todo su esfuerzo al texto demótico debido a su convicción de que el jeroglífico no era más que una escritura en el campo simbólico, no pudiendo realizarlo con éxito sino unicamente aislar algunos signos con consecuencias demóticas. Dominique Vivant Denon (1747-1825) tenía habilidad como dibujante y realizó alrededor de unas 40.000 láminas, de entre ellas, muchas sobre los monumentos egipcios antiguos. En 1802 publicó su Voyage dans la Basse et la Haute Égypte donde transmite la imagen de un estudioso que puede ser calificado como serio y que usa métodos aceptables en el estudio de las antigüedades egipcias. Thomas Young (1773-1829), físico y lingüista inglés, estudió la Piedra de Roseta y un papiro funerario, observando que la escritura egipcia podía tener una realización gráfica cursiva y que el demótico era una escritura alfabética con un número restringido de signos. Pudo distinguir unas 86 equivalencias entre el demótico y el griego; la mayoría de ellas fueron correctas. Su equivocación, según el lingüista catalán J. Cervelló Autuori, fue intentar leer las palabras demóticas a través de las grafías coptas de las palabras correspondientes. Jean François Champollion (1790-1832) pudo, después de un análisis detenido de la Piedra de Roseta, establecer equivalencias de signos entre los tres tipos de escritura: el demótico, el hierático y el jeroglífico que eran gráficamente equivalentes. Para finalizar a grandes rasgos con algunos destacados personajes en el estudio de la Egiptología como Richard Lepsius (1810-1884) o Sir John Gardner Wilkinson (1797-1875).
Se observa, obviamente, que entre la época del siglo V cuando Horapolo escribió sus Hieroglyphica y el siglo XVIII en que Jean Barthélemy aclaró que los nombres de los reyes se escribían dentro de los llamados cartuchos, hay una oscuridad total y ninguna referencia en absoluto. Parece como si Egipto y su historia, estuvieran totalmente lejos del interés y la curiosidad de todos los eruditos y sabios medievales que viajaron por su territorio, abundante en vestigios arqueológicos existentes e inexistentes en la actualidad. Así, estos siglos de la historia de Egipto y de la egiptología caen en la negligencia y el olvido, sin percibir la importancia de las fuentes que quedaron de la época medieval, con numerosas referencias sobre el antiguo Egipto y sus antigüedades.
Afortunadamente, Egipto nunca estuvo fuera del interés de los sabios eruditos de los tiempos medievales. Dejaron a la humanidad un patrimonio cultural que sin duda podría enriquecer los conocimientos del estudio actual de la Egiptología, con todos sus métodos avanzados en sus diferentes especialidades sobre todo en filología y arqueología.
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